*En mi primer año de derecho en la Facultad de la UAT, fui al despacho del lic. Nigoche, que estaba en pleno centro de Tampico, a pedirle que aceptara como aprendiz. El muy amablemente me aceptó. Pero no duré mucho ahí, el hecho de andar moviéndome en los pasillos de los tribunales, de solicitar expedientes y escribir los acuerdos, tratando de entender en el mundo de hojas de lo que trataba el asunto, no sólo me intimidó sino que en fondo me decía que eso no era lo mío. Pero siempre en esas tardes en que acudí al despacho del lic., Delfina me recibía con una sonrisa dulce y esa mirada tímida detras de sus gafas. Sinceramente me sorprendió lo que me dijo esa señora en el sueño. Que en sí lo más probable es que hubiese una señora esposa del lic. Nigoche.
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